HÔPITAL REYES CATHOLIQUE
En cada paso, a lo largo del ancestral Camino de Santiago, existe un propósito que guía a los viajeros: alcanzar la Plaza del Obradoiro, un espacio sagrado donde se alza la majestuosa Catedral del Apóstol, guardián de la tumba del discípulo de Cristo. Sin embargo, esta plaza, cargada de historia y devoción, no se encuentra sola en su grandeza. A su alrededor se erigen el Colegio de San Xerome, sede del rectorado universitario, el imponente Palacio de Raxoi, que acoge al Ayuntamiento de Santiago, y el hospital de los peregrinos, conocido como el Parador Nacional de los Reyes Católicos.
Este Parador Nacional, que se alza imponente, atesora en sus piedras una historia que merece ser explorada y conocida. En los comienzos, tejido con hilos de caridad y cuidado, les presentamos un recorrido por este rincón histórico que, lamentablemente, con frecuencia no recibe el aprecio esencial que ha ejercido durante casi cinco siglos.
La crónica se origina allá por el año 1488, tras el viaje de peregrinación de los Reyes Católicos a Santiago. Durante su estadía, se encontraron con la desgarradora realidad de los peregrinos exhaustos y maltratados, llegados al fin de su jornada, con heridas infligidas por asaltos en el camino o por las inclemencias del clima. Un hospital arcaico, incapaz de brindar el cuidado necesario, se encargaba de su atención, dejando brechas en la asistencia requerida. Muchos, debilitados por la escasez de alimentos, perecían en los suelos de la catedral y otros rincones, abandonados y sin refugio. Al ser testigos del lastimoso estado en que encontraban a los peregrinos, se embarcaron en la empresa de erigir un hospital nuevo, capaz de proporcionar un "cumplido y decoroso servicio a todos los devotos, enfermos y sanos que a la ciudad llegaren".
Quiconque entreprend le Camino de Santiago, son objectif principal est d'atteindre la Plaza del Obradoiro où se trouve la cathédrale de l'Apôtre et de visiter la tombe du disciple du Christ._cc781905-5cde-3194 - bb3b-136bad5cf58d_ Une place qui l'entoure, outre la cathédrale, le Colegio de San Xerome, siège du rectorat universitaire, le Palacio de Raxoi, siège du conseil municipal de Santiago et l'hôpital des pèlerins, connu sous le nom de Parador Nacional de los Rois Catholiques.
A cet hôpital des pèlerins est dédié ce rapport, un hôpital auquel on ne donne pas la valeur essentielle qu'il a faite depuis près de 500 ans.
Tout commence en l'an 1488 après le pèlerinage des Rois Catholiques à Santiago. Au cours de leur visite ils sont témoins de l'état lamentable des pèlerins qui arrivent épuisés et beaucoup d'entre eux avec des blessures ont souffert d'attaques la route. Un hôpital ancien et insuffisant est celui qui les fréquente. Qu'il ne couvre pas adéquatement l'assistance due. La plupart d'entre eux sont arrivés mal nourris en raison du manque de nourriture. Et tout comme les mêmes rois l'assurent dans le document fondateur, "beaucoup d'entre eux périssent sur le sol de la cathédrale et dans d'autres lieux, pour n'avoir personne pour les recevoir et les héberger."_cc781905-5cde - 3194-bb3b-136bad5cf58d_
En 1492 après la conquête de Grenade par les Rois Catholiques, le dernier bastion musulman péninsulaire. Les monarques décident de remercier ce qu'ils considèrent comme une aide fondamentale de l'apôtre. Un merci qu'ils transmettent en donnant une grande aide aux pèlerins qui arrivent à Santiago. Donnant l'ordre de construire un hôpital qui aurait une qualité suffisante pour être soigné.
Commande qui est exécutée rapidement car en 1501 elle fonctionnait déjà. Il a été doté d'une législation propre et la limite a été fixée avec les chaînes que l'on peut encore voir autour du parador aujourd'hui. Le lieu choisi pour sa construction à proximité de la cathédrale est considéré comme essentiel, car, pour le pèlerin, l'important était d'atteindre les pieds de l'Apôtre. Pour ce faire, il a fallu démolir tout un quartier. A hôpital qui était un centre de santé pour les pèlerins et toute la population
D'autre part, sa structure, avec une croix centrale et des cours indépendantes, était une innovation sanitaire, puisque les malades pouvaient être séparés selon leur gravité et les hommes des femmes. De plus, les patios permettaient l'aération des pièces, ce qui prévenait la contagion.
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A lo largo de los siglos, el hospital experimentó expansiones y mejoras. De sus modestos comienzos en el siglo XVI, con una iglesia y dos claustros, evolucionó y se expandió en el XVIII después de un derrumbe parcial. La ampliación posterior dio origen a dos claustros adicionales y a una escalera barroca de Ferro Caaveiro, que conectaba el patio izquierdo con el primer piso. Estos cuatro claustros, bautizados en honor a los cuatro evangelistas, resguardaban historias y esperanzas entre sus muros, destacándose el Claustro de San Lucas por su forma distintiva ochavada.
Adentrémonos en el interior de este recinto. Sus salones, impregnados de una belleza imponente, cuentan la historia de siglos de atención y devoción. La fachada, adornada con un retablo gótico plateresco que exhibe pequeñas esculturas bajo dorsales calados y grotescos, es una introducción al mundo de maravillas que se encuentra detrás de ella. Figuras de los doce apóstoles se alinean en un friso que emula un arco triunfal romano, mientras medallones sobre el arco capturan los semblantes de los reyes Isabel y Fernando. La ventana del Aposento Real, un espacio reservado para hospedar a los monarcas durante sus visitas a Compostela, se encuentra sobre el friso y está flanqueada por imágenes sagradas. Dos escudos monumentales, emblemas de Castilla, enmarcan la portada, mientras que san Juan Bautista y la Magdalena observan desde los laterales de la puerta principal.
Al adentrarnos en sus espacios, una disposición rectangular con cuatro patios nos recibe. El primero de estos patios, a la izquierda, es un compendio artístico que no pasa desapercibido. En él, la puerta que conduce a la antigua sala de San Luis se destaca, prometiendo historias de antaño. El corazón del hostal alberga una capilla ojival de un esplendor tal que fue declarada Monumento Nacional en 1912. Esta capilla de cruz latina, situada entre los patios, resalta por su crucero al que se accede a través de una reja de hierro, una obra maestra del cerrajero francés Guillén. La bóveda de este crucero, esculpida en piedra litográfica de Coimbra, es una obra de arte en sí misma.
Este hospital, concebido por los Reyes Católicos como una muestra de gratitud, ha resistido la prueba del tiempo. Y aunque fue creado para dar asistencia y alojamiento a los peregrinos, con el tiempo su necesidad menguó y, desde 1954, evolucionó en un magnífico hotel, continuando su antiguo compromiso de hospitalidad.
A lo largo de las centurias, el Hospital Real de Santiago ha sido mucho más que un edificio. Ha sido un faro de esperanza y un refugio en medio de la incertidumbre del camino. Las historias de peregrinos y viajeros, entrelazadas con las paredes de piedra y las bóvedas intrincadas, perduran como un tributo a la nobleza humana. Cada ladrillo de esta estructura encarna la generosidad y la fe, la voluntad de cuidar y ser cuidados. Y aunque su papel se ha transformado con el tiempo, el espíritu de hospitalidad sigue ardiendo en su núcleo, como una llama perpetua que ilumina el Camino de Santiago.
Esta es la historia de un edificio que, para los peregrinos que llegan en la actualidad, podría pasar desapercibido como un simple parador. Sin embargo, a través de este reportaje, aspiramos a que quienes lleguen a la Plaza del Obradoiro lo observen con nuevos ojos, comprendiendo la importancia humanitaria que ha desempeñado a lo largo de los siglos.