REYES HOSPITAL CATHOLICS
La provincia de León se adentra en los últimos meses del año con el encanto sereno del otoño tardío y el anuncio luminoso de la Navidad. Es tiempo de paisajes encendidos por los tonos rojos y dorados, de aromas a leña y castañas, de tradiciones que aún palpitan entre montañas y valles. Noviembre y diciembre son meses ideales para quienes buscan desconexión, autenticidad y experiencias que aún conservan la esencia rural de la provincia.
Desde el Bierzo hasta los Picos de Europa, pasando por la Montaña Central, la Ribera del Órbigo o la comarca de la Cepeda, León ofrece una agenda de escapadas que conjugan naturaleza, gastronomía, cultura y hospitalidad.

Edificio Botines- León

Redacción
Senderismo en otoño
El otoño tiñe los paisajes leoneses de una paleta intensa donde el dorado de los robles y el cobre de los castaños crean un espectáculo natural difícil de igualar. Es la época perfecta para perderse por senderos que cruzan bosques, valles y aldeas de piedra.
Las rutas suaves del Sur Leonés —como la Vía Verde del Esla o la Ruta de los Palomares, en la comarca de Tierra de Campos— invitan a un paseo sosegado entre horizontes agrícolas y arquitectura tradicional. Más al norte, la Montaña Leonesa despliega senderos que conducen a paisajes de alta montaña, como las Fuentes del Omaña, el Pico Cornón o los valles glaciares de Luna y Babia.
En El Bierzo y Los Ancares, las sendas se abren paso entre bosques centenarios, aldeas de pallozas y antiguas rutas mineras, con itinerarios como los Puentes de Malpaso o la Ruta del Agua de Molinaseca. Y para los senderistas más exigentes, los Picos de Europa y la Montaña de Riaño ofrecen recorridos emblemáticos como la Senda del Arcediano o la Ruta del Cares, con panorámicas que resumen toda la grandeza natural leonesa.
Cada camino es, además, una forma de descubrir la historia y las costumbres locales: calzadas romanas, cañadas trashumantes o antiguos caminos de pastores que aún guardan el pulso de una tierra que vive en armonía con su entorno.

Sabores del otoño leonés
El otoño también se celebra a través del paladar. León, tierra de buenos productos y fogones sinceros, despliega en estos meses una cocina de aromas intensos y sabores de temporada.
Las manzanas reinetas y peras conferencia del Bierzo llenan los mercados comarcales, mientras las castañas asadas se convierten en protagonistas durante los magostos bercianos, fiestas populares que combinan música tradicional, hogueras y vino nuevo.
Entre los productos más esperados de la temporada está la cecina de chivo, orgullo de la montaña leonesa. Cada noviembre, Vegacervera celebra la Feria de la Cecina de Chivo, con degustaciones, mercado artesano y exhibiciones de despiece que atraen a visitantes de toda España. Y no falta el emblemático botillo del Bierzo, acompañado de berza y cachelos, plato contundente y festivo que encarna el alma de la cocina leonesa.


Jornadas gastronómicas y ferias tradicionales
Durante noviembre y diciembre, la provincia multiplica las citas culinarias. En El Bierzo se celebran las Jornadas Micológicas, con salidas al bosque y menús especiales a base de setas. En Villablino y Puebla de Lillo, las Jornadas de la Matanza reviven una costumbre ancestral, convertida hoy en fiesta popular.
Murias de Paredes acoge las Jornadas del Cocido Omañés, un plato de montaña cocinado lentamente, mientras que en diciembre Riaño y Villamanín celebran las Jornadas Gastronómicas de La Tercia, donde se reivindican los sabores de la cocina tradicional y los productos de proximidad: cecina, legumbres, embutidos y carne de la montaña.
Las ferias mantienen también el pulso cultural de las comarcas leonesas. La Feria de Santa Catalina en Cistierna, la Semana Micológica de Santa Lucía de Gordón o la Feria de San Simón en Sahagún son citas con arraigo y ambiente festivo que muestran la vitalidad de la provincia incluso en los meses más fríos.

La magia de la Navidad en León
Con diciembre llega la emoción de la Navidad, vivida en León con un espíritu profundamente tradicional. En la capital y en los pueblos, las luces adornan calles y plazas, mientras los mercados artesanos ofrecen productos locales, dulces navideños y vino caliente.
Entre las costumbres más singulares destacan los belenes de cumbres, pequeñas representaciones que los grupos montañeros colocan tras ascender a las cimas nevadas, y el ramo leonés, símbolo ancestral de prosperidad, decorado con cintas, velas y productos del campo. Este adorno, que preside hogares y plazas, representa la unión entre lo sagrado y lo cotidiano, y se ha convertido en una seña de identidad de la Navidad leonesa.
Invitación al viajero
Recorrer León en otoño e invierno es descubrir un territorio de contrastes: del silencio de los hayedos al bullicio de las ferias, del sabor intenso de la cecina al dulzor de las castañas asadas, de la piedra centenaria de los pueblos a la luz cálida del ramo navideño.Cada comarca guarda su propia historia y su propio ritmo, pero todas comparten un mismo espíritu: el de una tierra auténtica que invita a ser vivida sin prisa, con los sentidos abiertos y el corazón dispuesto a dejarse sorprender.






























